Es cierto que, a veces, parece más fácil mirar lo de fuera que lo que tenemos en nuestra propia casa, a nuestro alrededor. Y eso, en ocasiones, por no decir casi siempre, nos termina generando algún problema. Valorar lo que tenemos a nuestro alrededor y promoverlo es algo que debería ser una obligación para las personas de un país, de una región o de una ciudad. Y en España deberíamos tomar nota de todo esto para presumir más de lo que tenemos, que es mucho y de más calidad de lo que podríamos llegar a pensar en un principio.
Hay cosas de nuestro país que deberían hacernos sentir muy orgullosos y orgullosas y en lo que somos una verdadera referencia mundial, pero no lo sabemos. En los párrafos que siguen, nos vamos a referir a un aspecto como el de la producción de cerámica, que es una de las labores más tradicionales de todas con las que nos podemos encontrar en España y que, desde luego, es una fuente de historia y tradición de la que no nos deberíamos separar nunca y de la que deberíamos beber. Hablamos de una actividad que es preciosa y que tiene la capacidad de llamar la atención de propios y extraños.
España ocupa una posición destacada en lo que tiene que ver con la producción de cerámica en todo el mundo. En el año 2020 ocupábamos la quinta posición del mundo en lo que tiene que ver con la producción de este elemento con un total de 488 millones de metros cuadrados, siendo este un equivalente al 3% de la producción mundial. Por delante de nosotros, por cierto, no teníamos a ningún país europeo, puesto que las cuatro naciones que marchaban por delante eran y siguen siendo China, India, Brasil y Vietnam.
Esa es una buena noticia si, además, y tal y como se desprende de la noticia que os enlazamos a continuación y que pertenece al portal web Construcción y Rehabilitación, la demanda mundial de baldosas cerámicas creció en un 85% en diez años, los que pasaron desde 2008 a 2018. Tiene mérito que se produjera un dato como este teniendo como punto de partida el momento en el que se inició la crisis económica y en el que el sector de la construcción, que es uno de los que da más vida a la industria cerámica, se vino abajo.
El de la cerámica es un sector capaz de superar cualquier tipo de crisis económica que se le ponga por delante y buena prueba de ello es que, al menos en España, sigue teniendo una gran importancia después de varios de los años más convulsos del último siglo en materia económica. El carácter básico de una parte de sus elementos, las baldosas, que son imprescindibles en edificaciones de todo tipo y con independencia de la realidad social y económica de cada momento, es lo que, en opinión de los profesionales de Cerámica para Arquitectura, hace que la historia de este sector sea tan longeva y tan necesaria todavía a día de hoy.
Mucha historia todavía por escribir
Con esos mimbres, no es de extrañar que una actividad como de la que venimos hablando tenga un futuro de lo más prometedor. Lo cierto es que estamos hablando de una de las actividades que ha proporcionado más seguridad y más estabilidad a las personas que a ella se han dedicado. Y eso, a día de hoy, dice mucho. No todas las personas que se encuentran empleadas pueden decir lo mismo que aquellas que dedican su jornada laboral a la cerámica.
El carácter tradicional de una labor como esta es lo que debe liderar el interés de la gente por ella. Y somos positivos de cara a los próximos años en cuanto a eso. No solemos valorar la importancia que tiene el sector cerámico español y el hecho de que se encuentre entre los mejores del mundo. Muchas veces nos quejamos, con razón, de que hay sectores que no funcionan tan bien como deberían en nuestra economía. Pues bien, también deberíamos aplaudir a aquellos que sí que responden de una manera positiva en este sentido. Y el de la cerámica es uno de ellos.
Estamos convencidos de que a la industria de la cerámica le quedan todavía muchas alegrías por darnos. Y que incluso nos podemos llevar una sorpresa de lo más positiva aumentando nuestra posición en el ranking mundial de producción cerámica. Lo cierto es que es una actividad que funciona bien en el interior de nuestras fronteras y que cuenta con una tradición y una historia envidiables. Por eso, estamos donde estamos en este campo. Y, también por eso, tenemos que cuidarlo y conservarlo como si de oro en paño se tratase.